Las crisis y los problemas nos pueden llevar a un estado de cansancio físico y espiritual. Ya no queremos seguir luchando, nos damos por vencidas. Llegamos al punto de la resignación y de no esperar que pase nada bueno. Satanás espera que hablemos mal de nuestra situación y de lo que estamos viviendo para tener el derecho legal contra nosotros.
No caigas en esa trampa, habla el idioma de Dios y no repitas lo que estás viviendo, no te enfoques en la información que te dan tus sentidos. El lenguaje celestial es la fe, es ver las cosas como Dios las ve, es creer que puede suceder lo que El ha prometido.
- Cuando nuestra mirada está solo en la crisis no vemos una solución: Reflexiona en la mujer con el flujo de sangre. Marcos 5:24-26. Ella tenía una enfermedad continua, que la había llevado a una debilidad extrema, a la pobreza, tal vez a la depresión al ver que tenía un diagnostico sin solución. En este caso ni todo el dinero ni la ciencia habían servido. Aquí no había solución humana. Sin embargo, ella oyó de Jesús y se despertó la esperanza, fue capaz de creer en un milagro.
- Cree que lo que es imposible para el hombre es posible para Dios. La fe de esta mujer se activa al escuchar de Jesús. La fe la llevó actuar a pesar de sus limitaciones, ella creía que Jesús la podía sanar y actuó en fe.
- Fue determinada, estaba dispuesta a todo hasta llegar a tocar el manto de Jesús. El manto nos habla de poder y autoridad. Cuando estas ante la presencia de Dios, poder sale de El y ocurren cosas sobrenaturales.
- Ella alcanzó su milagro, aun cuando este no estuvo planificado, pues Jesús estaba dirigiéndose a la casa de Jairo. Aun así Jesús tuvo tiempo para esta mujer que lo buscó con humildad y fe. Esa es la clave, no importa cuán difícil sea la situación, o cuántas veces lo hayas intentado. Todo es posible para Dios si puedes creer.
- La fe y la perseverancia desatan la acción del poder de Dios y la obediencia a pesar de la prueba, te eleva al nivel de lo sobre natural.
- Las pruebas son inevitables pero la confianza en el Señor y en su palabra te moverán a la posición en donde los milagros ocurren. Nada puede detener el obrar de Dios cuando te guía la fe y obediencia. Con fe avanza hacia tu milagro.