Jehová no mira lo que mira el hombre, pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.
1 Samuel 16:7
La belleza física es pasajera, muy breve. Se compara a las flores del campo que hoy están y en la tarde se secan, duran solo unas pocas horas.
No dediques demasiado tiempo a algo que es tan fugaz, no te preocupes demasiado si ves en tus facciones los signos de la madurez. Cada marca en tu cuerpo es la memoria de tus experiencias, es la huella que ha dejado el tiempo sobre ti.
Que no seas deslumbrada por la belleza que solo tus ojos físicos pueden ver. Descubre la belleza interior de las personas, aquella que solo puede ser captada con los ojos del corazón. No seas superficial, no valores más lo pasajero por encima de las virtudes, la sabiduría, los principios eternos.
Atribuye valor a las cosas espirituales, aquellas que no perecerán jamás. Lo que viene de Dios dura para siempre. Si vives de acuerdo con los principios bíblicos, serás feliz, y asegurarás la paz y la bendición para tus generaciones futuras.
Lo que impresiona los sentidos pronto se acaba, la belleza interior es la que Dios mira, ella no es afectada por el paso de los años, al contrario, el tiempo le otorga más brillo. No puede ser destruida ni alterada por nada humano. Mira lo que Dios mira, ¡mira el corazón!
