Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.
Efesios 4:29
La manera de comunicarnos es aprendida, es así cómo se puede usar la ofensa, la crítica, la queja y muchas otras formas negativas para expresar un mensaje, pero así mismo podemos aprender una manera más saludable de comunicarnos, una que sane las relaciones.
Renuncia a las palabras corrompidas, en lugar de eso usa palabras de gracia para bendecir y edificar, adopta el sentido del humor, lo cual crea una atmosfera de alegría y gozo en donde te encuentres.
Desarrolla tus habilidades en la comunicación, sé una fuente que brota con bendición a quien te escucha. Sana corazones con tus palabras, has todo el bien que esté en tus manos. Esparce alegría en donde te encuentres, palabras de ternura, brinda sonrisas de felicidad. Contesta con alegría y optimismo a quien te dirija la palabra. Nunca con grosería o aburrimiento. Dedícale tiempo y atención a quien te escucha. Sella cada día con todo el amor que está guardado en tu corazón.
Aprende a devolver con gratitud todas las muestras de afecto y cariño que has recibido, que tu corazón jamás lo olvide. Sé generosa y no le niegues tu ayuda y una sonrisa a nadie.
